"Hay decisiones que no se piensan. Se sienten. Como una llamada antigua, como si la sangre susurrara al oído. Manu Franco lo tenía todo para seguir girando alrededor del mundo: fue uno de los grandes periodistas deportivos de este país, con el rugido de los motores como banda sonora y la Fórmula 1 como hogar. Hasta que un día, decidió frenar. Volver. Mirar hacia dentro. Y entonces ocurrió lo inevitable: La Casa de Manolo Franco, ese restaurante familiar, humilde y lleno de memoria, se convirtió en el nuevo circuito. Pero aquí no hay podios ni banderas. Solo fondo, trabajo y emoción. Desde ese rincón en la sierra de Madrid —escondido pero incandescente— Manu ha construido un lugar que ilumina sin necesidad de hacer ruido. Un faro gastronómico en el que la excelencia se sirve con sencillez, y donde cada plato cuenta más que cualquier crónica deportiva. Por todo eso, Manu Franco está en Apicius. Porque su historia es gasolina para el alma. Y porque, a veces, dejar de correr es la mejor manera de llegar."