Los días se acortan, las hojas caen silenciosas, y la sierra se transforma poco a poco en un susurro constante de vida. El otoño ha llegado a Valdemorillo. En La casa de Manolo Franco, no solo cambiamos de estación, sino que nos dejamos arrastrar por ella. El otoño aquí es una historia que se cuenta en cada rincón de nuestro restaurante, en cada plato que creamos, inspirado por los sabores de la Sierra de Madrid.
Salir a caminar por el monte en esta época es un viaje para los sentidos: el olor de los pinos, el aire cargado de humedad, el crujido de las hojas bajo los pies... De ese entorno surge nuestra cocina y traerla a nuestros platos, para preparar un menú que busca capturar esos instantes, esa conexión con la naturaleza en esta época del año. Porque el otoño no se sirve solo en platos, se respira, se vive.
Nuestro Menú Cerrar los ojos en otoño es un paseo entre colores cálidos y sabores profundos. Los hongos silvestres, que recogemos con cuidado, son protagonistas indiscutibles de la temporada, están aquí como cada año. Boletus, Níscalos, Rebozuelos, son ya viejos conocidos en nuestra Trilogía de setas y cada uno trae consigo el alma de la sierra, esa conexión directa con la tierra, que nosotros convertimos en algo más. Pero el otoño también es caza: el ravioli de jabalí, que integramos en nuestro ya reconocido plato de tomillo y el arroz de gamo, son parte de ese espíritu salvaje y los tratamos con el respeto de quien entiende que cada ingrediente tiene su historia. Cocinarlos es una forma de contarla.
Nuestra cocina cobra una dimensión muy particular cuando añadimos lo que nos hace únicos: las hierbas y los árboles del nuestro monte, el que nos rodea. Una constante que mantenemos durante todo el año, pero que se va adaptando casi cada mes, ya que dependemos de la naturaleza, que es la que decide. Platos que hablan con la voz de los pinares, que evocan en cada mordisco la fuerza de la encina o la sutileza del roble en esta época. Somos custodios de esa tradición, pero también exploradores que buscan nuevas formas de interpretarla. Aquí, el otoño no solo se saborea, se vive en cada aroma, en cada textura y en cada recuerdo.
Este es un tiempo para reconectar con lo esencial, y esa es la promesa de nuestra mesa. Sabores como los higos y el membrillo, nos traen un pedazo de nuestra infancia, que combinamos con los ingredientes del bosque en un equilibrio entre lo conocido y lo inesperado. Todo está ahí para emocionar, para recordar que la cocina, como la sierra, tiene sus ciclos y sus momentos perfectos.
Así que, si alguna vez te preguntaste cómo se siente realmente el otoño, te invitamos a descubrirlo aquí, en este pequeño rincón de Valdemorillo. Porque el otoño en La Casa de Manolo Franco no es una estación más; es una celebración de la tierra, un abrazo de la naturaleza, y un reflejo de nuestra propia historia. Porque, al final, no cocinamos solo para alimentar el cuerpo, sino para conectar con el alma del lugar que amamos.
Si quieres venir a probar nuestro otoño puedes reservar aquí.
Comments