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Los veranos de Valdemorillo

  • Foto del escritor: MANU FRANCO
    MANU FRANCO
  • 24 jul
  • 3 Min. de lectura

Nostalgia, juventud, vida…y el mejor momento es ahora


Había un Vespino, claro, pero también una Suzuki, una Puch Condor, dos Rieju y una Derbi DS… no llegábamos a las Honda NSR o Yamaha TZR de 80cc, por no hablar de las dos o tres Cagivas de 125cc que había por El Paraíso y el Cerro Alarcón… pero éramos felices. Mucho. Tanto que no nos dábamos cuenta. Las chicas nos querían de verdad, tanto que tampoco lo sabíamos. La calle principal del pueblo era un hervidero de motos que iban y venían a nombres de leyenda de verano en este pueblo: Tate Wate, Hola que hay, Borsalino, Vicenta… A las tantas.


Dicen que no es buena la nostalgia, porque puede convertirse en melancolía y ahí ya no hablamos solo de aquello que sentían los poetas románticos, sino de la posibilidad de vivir en el pasado, de ver ese pasado como la única etapa buena, bonita, luminosa de nuestras vidas. Pero lo cierto es que si echamos la vista atrás y nos encontramos con aquellos veranos de Valdemorillo de nuestra juventud es inevitable sentir un pellizco en el alma, que se abra una ligera sonrisa, una sonrisa que va ampliándose a medida que surgen los recuerdos de aquel pueblo, que fue una vez, y que ya nunca será.


Eso no quiere decir que lo que ahora tenemos no sea bueno, bonito o incluso luminoso, pero.. es otra cosa.


En nuestro restaurante hacemos homenaje a Valdemorillo en cada plato, somos territorio en producto, en vida, pero también en historia y aquellos veranos de Valdemorillo, de los ochenta, noventa, que tuvieron un bello canto del cisne a principios de los dos mil, fueron mágicos.


Era un pueblo más pequeño, que estaba en crecimiento, pero con muchas personas viviendo en el casco urbano y un protagonismo estelar de las urbanizaciones y de esa unión que existía en todo Valdemorillo entre sus distintas zonas.


Y es que no olvidemos que el nuestro es uno de los municipios con más territorio de la comunidad de Madrid, es muy grande y tiene mucho donde elegir. En aquella época la gente de urbanizaciones venía al pueblo a vivir momentos únicos, venía los fines de semana, los veranos… y sabían y reconocían que venían a un lugar especial, en el que divertirse, en el que ser felices.


No tengo muy claro si ahora sucede lo mismo. Es verdad que ha cambiado la idiosincracia, viven aquí y muchos, quizá por nuestra culpa, prefieren hacer vida, vivir en definitiva, en otros pueblos de alrededor aunque su domicilio esté en Valdemorillo. Pero esa no era la cuestión ahora.


Estábamos hablando del pasado y de que el presente también es bonito, porque hay cosas que no han cambiado en Valdemorillo. Sigue siendo el único pueblo de la comunidad de Madrid en el que vivir, visitar, hacer verano en plena naturaleza y tener Madrid a media hora. Sigue siendo el único con tres embalses y el mejor atardecer de Madrid, sigue siendo un lugar con una gastronomía única… y ya que estamos uno de los dos de la sierra con un restaurante que luce en su fachada una estrella Michelin.


En aquella época no faltaba una oferta de calidad, de mucha calidad, estaban Los Bravos, Los Rancheros, La Ponderosa, Casa Manolo.. cada uno en su estilo, pero sitios llenos de alma, de buen producto, de coraje y de estilo en el que los veraneantes eran felices.


Los Veranos de Valdemorillo, los veranos en Valdemorillo, en la sierra de Madrid, eran las vacaciones para muchos y el momento de conocer personas especiales para muchos otros, personas que se sentían orgullosas de pertenecer a este pueblo.. un verano que terminaba con las fiestas de septiembre de la Sociedad Recreativa La Nava, con sus vaquillas en la plaza portátil, ese momento en el que iban apareciendo las sudaderas y las chaquetas en la noche serrana, ese momento que daba paso al otoño, al regreso a la rutina, a la vuelta a Madrid… pero después estaban los fines de semana y después otro verano y… crear recuerdos que vivirán para siempre en nuestros corazones.


Ahora seguimos aquí, hemos vuelto para vosotros y queremos hacer mejor vuestro verano, en LCMF con un menú repleto de sabor, historia, belleza, emoción y recuerdos de bonita nostalgia, esa que dice que hubo tiempos muy buenos, pero que el mejor momento es ahora.


Os espero…


M.franco


Embalse de Valmayor - Fotografía: Mica Vazquez
Embalse de Valmayor - Fotografía: Mica Vazquez

 


 
 
 

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