Un día por la sierra… en un menú degustación con una historia que contar.
- MANU FRANCO

- 26 oct
- 3 Min. de lectura
¿Por qué hay menú degustación en nuestro restaurante?
Sabor, historia, belleza y emoción.
Desde que a mediados de 2021 me propuse seguir girando la rueda del riesgo y lanzarnos al acantilado con unas alas de juguete, pero decidido a construirlas paso a paso, minuto a minuto, con coraje, pasión, esfuerzo y una pequeña dosis de talento, en La casa de Manolo Franco tenemos menú degustación.
En estos tiempos en los que se critica desde varios frentes el menú degustación y eso que muchos llaman relato.. Que no se puede elegir, el ego del cocinero, la imposición, que aburre, que es tedioso, largo… son algunos de los ‘argumentos’ que se esgrimen para criticar esta propuesta.
Resulta curiosa la critica cuando gracias a la creatividad y la creación, la cocina española ha subido a lo más alto.
Pero más allá de esa reflexión en la que podemos estar de acuerdo o no, quiero contaros por qué nuestra casa tiene este concepto. Y se basa en cuatro palabras:
Necesidad. Decía un artista aquello de ‘no es que sea mi trabajo, es que es mi idioma’. Es así. Recuerdo cuando era periodista la de veces que intentaron que cambiara mi forma de escribir. Y yo lo intenté. Pero no podía. En la cocina es igual, esto es que lo quiero hacer, intentar emocionar con la gastronomía, con los platos, con las historias que cuentan algunos platos. Y es la manera en la que sé o intento hacerlo. También porque venir a nuestra casa, a veces para algunas personas, es una necesidad, no una primera necesidad claro, pero sí la necesidad de vivir un momento diferente, único, de tranquilidad, calma, de sentirse cuidados y especiales, felices…
Felicidad. El objetivo último siempre es la felicidad del cliente, que la persona que venga a vernos salga feliz. Y la manera en la que intento hacerla es mediante este concepto que une gastronomía y literatura, alimento para el estomago y para el alma. Por eso intentamos dar el mejor servicio, con el mejor producto posible, tratado de la mejor manera que sabemos. No todos los platos cuentan una historia, pero todos tienen un por qué, alguno está ahí solo porque es la estación y lo que hay en el mercado en ese momento, otros sí cuentan y hablan de memoria…
Legado. El restaurante es un acto de amor a mi familia, a mi padre, por eso lleva sus nombre. Pero también a este pueblo, a su entorno, a Madrid y a la sierra, a nuestros ancestros. Y quiero llevar su legado lo más lejos posible y sobre todo a la memoria de los que vienen a vernos. Por eso nuestros aperitivos están basados en antiguas tapas del Casa Manolo de mis padres y mis hermanas, el arroz con leche en el que hacía mi padre, el postre de hoja de higuera en mi tía Santa que fue la cartera del pueblo y una mujer ejemplar y los churros de los tíos Pichi y Ricardo, churreros del pueblo y …
Emoción. Todo es por el cliente y por su emoción. Soy consciente de que no es un restaurante para cada fin de semana, que es un acto de lujo venir a nuestra casa, pero también que cuando vengas, igual que en otros momentos vas a un asador, a una pizzería o a un restaurante de carta tradicional y quieres salir satisfecho, aquí necesito que salgas emocionado, que en algún momento nuestros platos, nuestra historia, nuestras palabras escritas en papel o en bocados te lleven a algún lugar, te hagan sentir. Y te emociones.
No es fácil lograr todo esto, y sé que es ir contra corriente, pero es lo nuestro, es lo que queremos y lo que, espero que por mucho tiempo, quieran los clientes que vienen a casa, quizá porque tienen la necesidad de un momento único, de ser felices, vivir un legado y terminar emocionados…
M.Franco
















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